14 marzo 2010

Hi - Score



Voy hasta la máquina y pongo mi dedo y mi huella sobre el cristal frío buscando siempre lo mismo…Preguntas y respuestas a altas horas de la madrugada donde los reflejos fallan y la melancolía aflora.

Es inconsciente, lo prometo, no busco molestarte.

Es solo que en este local, en cualquiera de ellos, me aburre la gente y las conversaciones, las guerras de manos, los juegos de ojos y de deseos etílicamente frustrados. Yo elijo jugar con quesitos del trivial.

Te noto a mis espaldas. En la barra. Observando. Manteniendo una discusión muda con mi ego mientras intentas hacer que el tiempo pase y curiosamente, pasa de todo menos el tiempo.

Ya casi acabo... No me queda más suelto y además, si gano un puesto de honor, pondré las iniciales de ambos. Será un…“Estuvimos aquí” Aunque es posible que no regresemos jamás, aunque seguro dejaremos de ser nosotros…Pero el juego no tiene porque saberlo y el próximo borracho que busque hacerse un hueco entre las primeras posiciones tampoco.

Y salgo de mi obsesión, y me despido de la máquina con dos besos cómplices. Voy a volver al punto de partida. A mi taburete, a rodearme de ti y de todas esas sombras incómodas que te acompañan.

Pero no estás. No existes tú, ni tu sitio ni el mío a tu lado.
Y entonces, te busco detrás de las puertas, en los bolsillos de la chaqueta, en el mismísimo paquete de tabaco y me doy cuenta irremediablemente de que…

No es que me faltes, es que me sobran recuerdos.

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