23 marzo 2010

Parón atemporal


En la próxima madrugada del 27 de Marzo (sábado para los que aún no se hayan acostado, domingo para los que ya se hayan levantado) se efectuará el cambio horario. Se adelantaran una hora todos los relojes (de mesa, de muñeca y de pared) e intentaremos dar la bienvenida al verano.

Aprovechando dicho momento, y según fuentes fiables y contrastadas que no puedo desvelar, todos los calendarios del mundo, sin excepción, se podrán en huelga.

Habrá una huelga general de calendarios. Un parón en el tiempo en el que poco importarán los cambios horarios, las medias horas, los cuartos, los minutos o los segundos, puesto que los días no pasarán. Viviremos ilimitadamente en un eterno domingo.

Patronal y sindicatos junto con otros organismos internacionales ya han empezado negociaciones mientras que los calendarios, enfadados, se tachan los días y se arrancan las hojas a modo de protesta. Lo mismo pasa con los almanaques que viven en sistemas digitales, han empezado a desprogramarse.
Ante tal problemática, se esperan respuestas nefastas por parte la sociedad.

Los domingos se bebe. Si, los demás días también, pero recordemos que los domingos empiezan a las 12 de la noche por lo tanto, los domingos se bebe mucho y se ingieren sustancias de legalidad dudosa. La ebriedad va a ser el estado natural de muchísimos de los ciudadanos del mundo hasta que esta huelga cese. La promiscuidad, aparecerá vestida de gala (Es decir desnuda) y nos tocará con sus dedos tibios. Los cuerpos, lascivos, se enredaran entre ellos sin pensar en un mañana que no existe.

Muy pocas personas trabajaran. Las multinacionales se arruinaran. Las tiendas no podrán vender su género ya que están en su mayoría cerradas. Aquellas que abren, no tendrán quien las abastezca, así que no habrá material que vender. La gente empezará a tener necesidades no cubiertas y ahí empezará el vandalismo y los robos a mano armada o a mano desarmada (Eso es a gusto del ladrón)

El domingo, es el día del suicida, por eso, las muertes no naturales aumentarán considerablemente. Vamos a vivir en la oscura y raquitiquita antesala de un lunes que nunca llega, así, esa sensación de ansias, de nostalgia, de vacío, de dudas, de tristeza incontenible e incontenida que lleva cosida el domingo a sus tardes, nos acechará continuamente con el único fin de destruirnos.

Ante este panorama, solo nos queda, abrir las puertas de este gran teatro que es el mundo y decir en voz bien alta:

"Ebrios, drogadictos, sexópatas, libertinos, suicidas, ladrones y parados…Bienvenidos a la indefinida fiesta en el día del Señor"

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